Gregory Crewdson - Creo presencias desde las ausencias
en ABC Cultural
El fotógrafo Gregory Crewdson da un giro de 180 grados en su producción con «Sanctuary», un potente conjunto de imágenes que exhibe desde el día 6 de septiembre en La Fábrica
Cuando creíamos que ya conocíamos la personalidad de Gregory Crewdson (1962), uno de los fotógrafos norteamericanos más respetados, cambia radicalmente para volver a sorprendernos. Del color saturado al blanco y negro; de las escenas con múltiples detalles –básicos para terminar de componer una historia– a imágenes vacías de narratividad; de escenarios construidos a otros ajenos; de las producciones en EE.UU. a su primera labor en Europa... Así es Sanctuary, la serie que desde el próximo martes se exhibe en La Fábrica, su galería en Madrid.
«Sanctuary» demuestra que hay vida después de series tan potentes como «Beneath the Roses». ¿Cómo es posible avanzar sin repetirse y sin sufrir el peso del éxito?
Para mí, Beneath the Roses fue un proyecto épico, combinación de ocho años de trabajo con producciones muy complejas y cientos de personas implicadas. Para el siguiente conjunto quería hacer algo muy distinto, más abarcable, más íntimo y de menor escala. Así que no me importaba mucho esa cuestión. Solo me interesaba hacer fotos de otra manera. Las de Sanctuary están tomadas en los estudios de Cinecittà y son en blanco y negro, intentando ubicar la idea de belleza y tristeza en el paisaje. Estas imágenes son más íntimas, sin la estridencia del color. En muchos sentidos, están más relacionadas con la tradición de la fotografía histórica.
Lo han definido siempre como un fotógrafo de la vida diaria. En «Sanctuary» se fija en estructuras arquitectónicas. ¿Han cambiado tanto los intereses. Usted dijo una vez que no se puede huir de uno mismo?
Creo que, en cierto modo, todas mis fotografías hablan de la vida diaria, de lo cotidiano, de lo rutinario, y de intentar encontrar en las cosas más ordinarias una parte de misterio o de extrañeza, una idea de miedo psicológico. Beneath the Roses era una serie más física. Me da la sensación que lo que prevalece ahora es un sentimiento más psicológico.
«Con "Sanctuary" intento ubicar la belleza y la tristeza en el paisaje»Sus imágenes basculan entre realidad y ficción, naturaleza y artificio, belleza y decadencia. ¿Son señas de identidad?
Sin duda. Lo que me interesa en mis fotos es encontrar una posición intermedia entre muchas realidades distintas. Mi mirada se encuentra en algún punto entre la alegría y la tristeza, entre la realidad y la ficción, entre la naturaleza y lo doméstico.
Nos ha recordado que estas fotos son en blanco y negro. En sus anteriores obras, el color era fundamental. El ser humano no percibe la realidad en esos tonos, así que, ¿cómo influye en la percepción esta visión «falseada» de lo real?
Con Sanctuary quería hacer una referencia directa a la fotografía documental de todos los tiempos. Por eso era muy importante que estuvieran tomadas en blanco y negro. Mi reto estaba en que las escenas que iban a ser fotografiadas, y que no dejan de ser escenarios artificiales, fueran adoptando una apariencia lo más parecida a la realidad. Es así como me estaba acercando más a lo real que a lo irreal.
«Sanctuary» es su primera serie fuera de EE.UU. ¿Significa eso que la definición que hacen de usted de «fotógrafo de sensibilidad estadounidense» se acabó?
No lo creo. En primer lugar, me considero un fotógrafo estadounidense, y, en general, casi siempre trabajo dentro de esa tradición fotográfica. Sanctuary es una excepción a la regla, y me da la sensación de que la mayoría de las fotos que voy a hacer de ahora en adelante estarán siempre más cercanas a lo realizado anteriormente.
«Me interesa encontrar una posición intermedia entre muchas realidades distintas»
Le tengo que preguntar entonces por las razones del cambio.
Quería poner a prueba ciertas expectativas, y buscaba hacer algo que no se hubiera hecho antes, esto de lo que hemos estado hablando. Pero creo que es importante mencionar que aunque estaba haciendo fotos fuera de mi país, en Europa, en Roma, no eran tomas de la Roma de verdad, sino de decorados de Roma. Así que, aunque estaba haciendo fotos fuera de EE.UU., seguía abordando las mismas cuestiones, es decir, que no hay una gran separación entre lo anterior y lo de ahora.
También es la primera vez que no ha construido los decorados. ¿Cómo influye esto en un artista que es tan meticuloso con sus mágenes, llenas de detalles porque estos son esenciales para la narrativa?
Que eso no sucediera, ahora, era fundamental. Para mí, el mero hecho de estar en la parte de atrás de un plató de cine hacía que todo tuviera ya de por sí un aura de artificio. Por eso no quise hacer ninguna intervención, sino simplemente fotografiar lo que veía. Era como si, en cierto sentido, estuviera redescubriendo la fotografía que iba a hacer.
En este conjunto, el ser humano no aparece. A pesar de eso, ¿podríamos considerar que estas imágenes son retratos?
Sí. Todas mis fotos hablan de la soledad y la separación, y a mí me gusta la relación entre la presencia y la ausencia, es decir, rellenar la presencia con ausencias. Me gusta la idea de abandono. Era muy importante que los resultados parecieran vacíos.
«Mis fotos hablan de la soledad y la separación, la presencia y la ausencia»
Su estilo se acerca al del cine. No obstante, siempre ha dicho que no le interesa lo que pasa antes o después de una imagen, sino la historia que puede contener la fotografía.
Me interesa el momento intermedio, el instante entre dos momentos, lo que sucede entre el antes y el después. Por eso soy fotógrafo y no cineasta. No me seduce la linealidad de una historia. Me encantan el vídeo y el cine, pero no sé pensar de esa manera. Sigo considerándome un fotógrafo de planos fijos. En algún momento podría terminar haciendo una película. Ahora mismo, no me interesa.
Con su foto invita al espectador a pararse, a buscar, a mirar como un «voyeur». ¿Esta dimensión es algo propio de la foto?
Para mí, la foto como técnica está muy relacionada con el voyeurismo, con el acto de mirar, de ver algo prohibido. Siempre marca una cierta separación del mundo. Solo el hecho de mirar a través de la cámara hace que estés separado del objeto que fotografías.
Nos ha enseñado a sentir desasosiego en los entornos más familiares. ¿De qué tiene miedo Gregory Crewdson?
En general, tengo miedo de la vida. Buscamos cierta seguridad y un orden que la vida diaria no aporta. Y creo que en parte los fotógrafos hacen fotos porque sienten la necesidad de darle algún sentido al mundo, de explicarlo.
Gregory Crewdson
«Sanctuary»
Galería La Fábrica Madrid. C/ Alameda, 9. Http://www.lafabrica.com/.
Del 6 de septiembre hasta el 8 de octubre
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